miércoles, 28 de noviembre de 2018

El hombre del espejo


Un dia más se levantó de la cama, listo para ir al colegio.

Pero esa mañana, algo en él había cambiado. Cuando se miró en el espejo del lavabo, tras aliviar su vejiga (una costumbre matutina más vieja que el propio tiempo), lo que vio no le satisfizo. El niño que le devolvía la mirada desde el espejo parecía otro. Decidió dejarlo estar por el momento, pero lo cierto es que, desde ese mismo momento, un vacío en su interior empezó a coger forma.

Los días posteriores fueron igual. No importaba en qué momento mirara en el espejo; lo que veía le hacía sentir mal. La persona del espejo (que, aunque era exactamente igual que él, no era aceptada por el joven) le reprochaba algo. Aunque no sabía el qué. ¿Qué hacía mal para merecer esa mirada? ¿Acaso no había sido siempre un buen chico?

Desde su inocencia, el niño lo achaco a las notas. “Será eso, he de esforzarme más. Seré el mejor de clase, seguro que así me volveré a encontrar en el espejo.”

Y el niño estudió y estudió. Pasaron los años, y se convirtió en un alumno de matrícula de honor. Fue el mejor de clase. El mejor de su curso. El mejor en todo el colegio.

Pero no fue suficiente. No importaba como de bien lo hiciera, la persona del espejo le seguía devolviendo la misma mirada. El niño (que ya no lo era tanto) decidió ser el mejor en más disciplinas.

Se convirtió en un laureado deportista. Un aclamado poeta. Un alabado actor. Un reconocido escritor. Un amado filántropo.


Pero no sirvió de nada.


Conforme más conseguía, el vacío en su interior aumentaba, y peor era la mirada que le esperaba en el espejo.

Al acabar sus estudios universitarios (con las mejores notas hasta la fecha, y el reconocimiento del profesorado) encontró el mejor de los trabajos. Gracias a él consiguió la mejor de las mansiones, con el mejor de los jardines y un garaje en el que podía guardar la mejor colección de coches. El mundo entero estaba a sus pies, y absolutamente toda la humanidad le miraba con respeto.


No así el espejo.


Un dia ya no pudo más, y tras despertarse del escaso descanso que le permitía el vacío que en él vivía, rompió todos los espejos que tenía en la que era la mejor de las mansiones. La rabia se había apoderado de él ¿o era tal vez el miedo el que había cogido el volante? Sea como fuere, con el último de los espejos hecho añicos en el suelo, se relajó un poco. “Nunca más seré víctima de ese ser que me odia escondido en un espejo”.

Pero la desgracia del hombre estaba lejos de llegar a su fin. Sentía que, en cualquier superficie con reflejo, ese ser idéntico a él le miraba. Empezaron a aterrarle los escaparates, las aguas calmadas, incluso el reflejo de los cubiertos. Por más que huía, ese ser no dejaba de acosarlo. Llego a verlo incluso en los ojos de aquellos a los que amaba.

Finalmente, la locura anidó en él, y convertido en el despojo del hombre que una vez fue, huyó a la más profunda de las cavernas, donde la oscuridad no tuviera nada que reprocharle.

Dicen que a dia de hoy, sigue vivo. Dicen también que, si te acercas lo suficiente, puedes oír lo desgarradores gritos que salen de sus pulmones. 

Una joven dijo una vez que creía saber cuál era la causa de sus aullidos. Según ella, el hombre había descubierto por fin que debería haber escuchado al ser que habitaba en el espejo, ya que, como dice el poema: “Podrás engañar al mundo entero, pero tu recompensa final solo serán lágrimas y dolor si intentas engañar al hombre del espejo”.

Alfredo Mateo Oltra
 Historia inspirada en el poema "The man in the Glass" de Peter Dale Wimbrow Senior


martes, 5 de junio de 2018

Misma mierda, diferente año


"El Rey tiene una cita en la plaza del pueblo, una soga al cuello y que le caiga el peso de la ley"

Esta frase es una de las 87 que la Audiencia Nazional (no, no es una falta ortográfica) tuvo en cuenta a la hora de penalizar al rapero Valtonyc con nada más y nada menos que tres años y medio de prisión.
Más recientemente, el siguiente en sufrir esta escalada de censura, ha sido el más que conocido exvocalista de "La Polla Records", Evaristo Páramos. El motivo es el mismo (sus letras), pero hay que sumarle un dato que no hace sino alarmarme todavía más: este hombre lleva toda una vida -más de 30 años- con el mismo mensaje.
El hecho de que sea ahora el momento escogido por la guardia civil para denunciarle, debería decirnos algo, encender esa pequeña luz roja de alarma que todos llevamos dentro, y darnos cuenta de que ahora más que nunca, la libertad de expresión del español medio -ya sabeis, aquel que no es rico ni influyente- está en peligro de extinción.

"Vete a Corea del Norte a ver si allí tienes más libertad de expresión" argumentaría el cuñado medio español. "En Venezuela ya te habrían fusilao, unga unga" esgrimiría su compañero de aventuras.

Pues bien, a estos simpáticos ciudadanos de provecho, les contaré una historia:

Había una vez en España, un hombre (cuya identidad guardaré en secreto por ahora) que decidió arremeter de forma muy poética contra la guardia civil, con los siguientes versos:

"Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas" 


No es muy difícil averiguar cual fue el destino de dicho poeta en esta España caracterizada por su gran permisividad; fue detenido y procesado por aquellos a los que criticó unicamente a través del poder de la pluma.
Este hombre, damas y caballeros, fue conocido como Federico García Lorca, y desgraciadamente todos conocemos su final. Fue fusilado por los grises en el año 1936, con tan solo 38 años, por motivos como su bella rebeldía y su condición sexual.

Misma mierda, diferente año.

Ahora bien, no quiero alarmar a la lectora/lector. No pretendo comparar a Lorca con Valtonyc o Evaristo, pero si pretendo hacer que se reflexione sobre esta situación en la que nos encontramos. En este país se sigue persiguiendo y encarcelando a todas aquellas personas que alzan la voz en contra de lo establecido. Seguimos anclados en un sistema con pinceladas -por no decir brochazos- fascistas, y lo mejor es que se sigue negando en las altas cupulas políticas, y por todos aquellos que buscan perpetuar el régimen.

Es hora de decir basta.
La libertad de expresión no es un delito.
Lo es solo para aquellos que no quieren que alcemos la voz.
Por Lorca, y por todos aquellos cuyas voces ya no pueden ser oidas, seamos el grito de la libertad.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Mientras no duermo


La luz de la pantalla es el único atisbo de cordura que existe en mi habitación.

Son las tantas de la mañana, y una vez más, mi cama es testigo de otra noche en la que Morfeo pasa de mi cara. La verdad es que nunca nos hemos llevado muy bien.
Cuando uno no puede dormir, se le recomienda esa gran estupidez conocida como "Cuenta ovejitas". Mi problema -problema que aquellos que no pueden dormir conocerán de sobra- es que me paro a contar demonios.

Son a ellos a quienes culpo por mi insomnio. Al fin y al cabo, los muy cabrones solo deciden asomarse cuando ha terminado el dia, cuando busco -desesperadamente- poder descansar.
Estos demonios tienen nombre y apellidos, y el claro objetivo de romper mi escasa paz.

Hoy le ha tocado el turno a uno de mis favoritos, el que empieza a nombrar todo lo que quiero ser, para al rato recordarme que no lo soy. El fantasma de aquello que pudo ser, y que nunca será. Siempre se rie cuando le digo que seré lo que yo quiera ser.
Luego está el demonio al que yo llamo "¿Qué estas haciendo con tu vida?". También le gusta visitarme de vez en cuando, y susurrarme al oido que he escogido mal mis estudios y que no hago más que perder el tiempo, entre otras muchas cosas.
Otro de mis favoritos -joder, al final se les coge cariño- es el que me recuerda lo que sí soy. Gracias a este pienso que me he convertido en todo aquello que una vez rechacé, e incluso odié.

Es curioso; pese a los muchos que son, todos tienen una cara que conozco muy bien: es la mía.

Pese a todo, es momento de volver a intentarlo. Tal vez ahora consiga conciliar el sueño. Tal vez ahora -satisfechos del trabajo bien hecho- decidan marcharse. Aunque se que mañana volveran.

Tal vez, no quiero deshacerme de ellos...