viernes, 26 de abril de 2019

A 3000 kilómetros de casa

Estuve ante la Venus en París, pero me sentí estafado al ver que no eras tú.

Me planté ante el palacio de la reina en Londres, pero no entendí porqué no era a ti a quién coronaban.

Visité Pompeya, y me reí de las cenizas, por haber ardido en un calor que no era el tuyo.

Llegué a Roma, y puse en duda que hubiera sido un imperio, ya que a ti nunca te han conquistado.

En el santo sepulcro de Jerusalén me declaré apóstata, pues solo conozco tu religión y el tuyo es el templo más bello.

Y cuando llegué a casa grité desconsolado, pues descubrí que no existe un lugar al que llamar hogar sin ti.

domingo, 7 de abril de 2019

Los versos que ya nunca te escribiré

"Tienes que pensar en mi cuando escribas. Tengo que ser tu musa"

Cuando me dijiste estas palabras, no les di la importancia que merecian. Ya escribia antes de conocerte a ti, y en mi enorme narcisismo pensé que siempre sería así. Pero creo que me equivocaba.

Hace meses que ya no estas, y meses son los que he estado sin escribir. Ni una mísera línea. De hecho, me cuesta la vida escribir estas. Siempre he pensado que tenia algo roto dentro, y que eso me empujaba a escribir, a pasar las noches en vela, a no estar satisfecho con la vida y a estar listo para empezar una pelea a la primera de cambio.

Pero todo se ha ido contigo.

Soy un cuentacuentos mudo. Un Aquiles que no tiene herido el talón, Dorian Gray sin su retrato.

Me quemaste como a Roma después de haber levantado París en mi, y algo se ha perdido en el proceso. Me digo que ni siento ni padezco, y en parte es cierto.

Luego pienso en todo lo que ya nunca te escribiré, y vuelvo a sentirlo todo. Pero ¿Cómo voy a explicarlo?

Todo el mundo sabe que sin musa, no hay poeta...